domingo, 26 de junio de 2011

restpuesta,

Esta entrada es la continuación de un debate con Iohannes Maurus.

http://iohannesmaurus.blogspot.com/2011/06/15m-hobbes-en-la-ciutadella-violencia-y.html

Intento contestar por orden.

En cuanto a lo que afirmas: " todos los miembros del estado tienen que ver reconocido en los demás los mismo derechos que reclaman para sí",

Hobbes dice que las leyes naturales son las condiciones de posibilidad de la paz. Si los hombres constituyen el Leviathan es para buscar la paz, y por lo tanto, para ver cumplias esas leyes de naturaleza. Bueno al final del capitulo XIV o XV no recuerdo bien Hobbes las resumen en ese principio que te decia.

Es evidente que hay una diferencia de poder entre quien ejecuta la ley y quien simplemente la autoriza, pero esta diferencia no legitima cualquier tipo de comportamiento. Al comienzo del capítulo XXX, si mal no recuerdo, habla de que las leyes civiles no pueden imponerse por un terror, sino por la enseñanza. Hobbes está hablando de que el poder del Estado no puede sobrevivir alejado completamente de los súbditos.

La equidad también está dada en que el Estado no existe para sí mismo ("La razón de las instituciones del EStado no está en él mismo sino en los ciudadanos" (DC 113)). Entonces, si el gobernante debe "salvar" a los ciudadanos, esto implica que debe realizarse por medio de leyes universales y que por lo tanto

Cito: "cumple con su deber si trata con todo empeño, a través de medidas útiles, de que le vaya bien al mayor número y durante el mayor tiempo posible y de que no le vaya mal a nadie, salvo por culpa suya o por un accidente imposible de preveer". (De Cive p. 113, de la edición bilingue del CSIC)

Pero también la equidad pasa por perseguir a los jueces corruptos que rompen las relaciones de justicia entre los ciudadanos y con eso están disolviendo al estado.

Cito: "Por lo tanto si los jueces, corrompidos por regalos, favores e incluso por misericordia, rebajan los castigos y con ello alimentan en los malvados la esperanza de la impunidad, los buenos ciudadanos, asediados por asesinos, ladrones y taimados, no podrán relacionarse libremente ni moverse en absoluto con libertad; más aún, el propio Estado se disuelve y cada uno recupera su derecho de protegerse a su arbitrio. Ordena pues la ley natural a los soberanos, que no sólo ejerzan la justicia ellos mismos sino que además obliguen con castigos a los jueces nombrados por ellos a hacer lo mismo; esto es, que presten oídos a las quejas de los ciudadanos y que, siempre que sea necesario, encarguen a jueces extraordinarios que conozcan de los ordinarios." (De Cive, 121)

Supongamos que tengo razón y que los hombres entran en la sociedad política buscando esto y son engañados. Y cuando ellos buscan paz otros están buscando expoliarlos. Es decir, que vendrías a tener razón...

Pero, hay que admitir también que la defensa de la legitimidad del origen despótico del poder soberano no rebate el hecho de que Hobbes sostenga que una situación de dominación como la que se está describiendo sea sostenible a mediano y largo plazo. Los intereses del soberano y los súbditos no pueden permanecer discurriendo con tal disparidad sin llegar a anularse mutuamente.

Cito: "En cuanto a otros beneficios [...] referentes al bienestar y al deleite, como las riquezas superfluas, deben pertenecer al soberano tanto como al súbdito y al súbdito tanto como al soberano. […] Por tanto, si el soberano no actúa de manera que las personas privadas pueden disponer de medios, tanto para defenderse a sí mismas, como para defender lo público, no existirá el tesoro común o soberano. Por otra parte, si no existiera un tesoro común y público en manos del poder soberano, las riquezas privadas de las personas servirían más para llevarlas a una situación de confusión y guerra que para protegerlas o mantenerlas" (E.N.L.P., II, V, 1).

La insostenibilidad de estas situaciones a largo plazo se debe a que la garantía de la libertad individual por parte del Estado no se restringe al modelo del laissez-faire, sino que se espera de él la promoción del wellfare de los súbditos (Lev., II, XXI, 264?; Íbid., XXX, 1-3; D.C., XIII, 4; Íbid., 14). Por tanto, si la obediencia en la sociedad civil es una combinación de deber y miedo, la divergencia de los intereses del soberano y los súbditos tiene como límite el que los súbditos sigan pensando que están más seguros bajo la protección soberana. Sin dicha protección, no sólo desaparece el deber, sino que a mediano o largo plazo también desaparece el miedo.

De esta manera, la compatibilidad entre miedo y libertad no significa que el hombre esté determinado irracionalmente a aceptar someterse a una voluntad ajena que sólo busca expoliarlo. Incluso en un Estado «en el que el poder soberano es adquirido por la fuerza» los hombres esperan «poder salvar sus vidas y su libertad» (Lev., II, XX, 195). La defraudación de dicha esperanza hace que el consentimiento dure lo mismo que tarda un número considerable de hombres en darse cuenta de que han sido engañados y que su número les da la fuerza para liberarse.

También decís: "Los miembros del Estado, una vez concluido el pacto, no pueden reclamar para sí ni para los demás otros derechos que los que decida el soberano que los representa."

Es cierto, no pueden cuestionar las leyes civiles. Pero, el pacto político no anula ni la libertad corporal, ni en su totalidad la libertad natural. Esta permanencia de la libertad/derecho se debe a dos características fundamentales del convenio hobbesiano. Y te remito a lo que ya escribí sobre que el pacto político no puede significar una renuncia a defenderse. Y si el Estado está para más cosas que la mera garantía negativa de mi libertad, la consideración de qué significa matarme se amplía a muchas mas cosas que el firmar una orden de ejecución.

Y para aclarar más me levante y fui a buscar el Leviathan, y sí efectivamente al comienzo mismo del capítulo XXX.

"Por seguridad no debe aquí entenderse una mera preservación, sino también todas las demás satisfacciones de la vida que cada hombre, mediante un legítimo trabajo, y sin peligro o daño para el Estado, adquiera para sí".

La compatibilidad entre miedo y libertad no significa que el hombre esté determinado irracionalmente a aceptar someterse a una voluntad ajena que sólo busca expoliarlo. Incluso en un Estado «en el que el poder soberano es adquirido por la fuerza» los hombres esperan «poder salvar sus vidas y su libertad» (Lev., II, XX, 195). La defraudación de dicha esperanza hace que el consentimiento dure lo mismo que tarda un número considerable de hombres en darse cuenta de que han sido engañados y que su número les da la fuerza para liberarse.

Insisto en que no estoy diciendo que no vivamos en un estado mafioso, sino que el Estado de Hobbes no tiene dicha forma.

En relación con los bancos tenés razón eso lo dicen Quesnay, Mercier de la Rivière y demás admiradores del "despotismo" de mercado chino) y muchos otros, pero creo que Hobbes le pone todos los reparos de los que vengo hablando.

El te diría "el monarca dará privilegios a sus amigos y esto es más soportable que la guerra civil". Incluso llega a decir que como el monarca al ser uno tiene menos amigos que los miembros de una asamblea y por ello es más tolerable su nepotismo.

Pero, agrega:

Cito: "Que tanto las personas ricas y poderosas, como a las pobres y humildes, se les reconozcan sus derechos cuando hayan sido injuriadas, de modo que los poderosos no tengan mayor esperanza de impunidad cuando hacen violencia, deshonor o injuria a los de la "sort" más pobre, que cuando uno de éstos hace los mismo a la otra clase. Pues en esto consiste la equidad, a la cual, por ser precepto de la ley de naturaleza, un soberano esa tan sujeto conmo el más humilde individuo del pueblo." (Lev., p. 292 de la edición en castellano de Carlos Mellizo)

En la próxima página: "La consecuencia de un favoritismo para con los grandes se suceden así: la impunidad los hace insolentes; su insolencia genera odio, y el odio da lugar a que el pueblo trate de echar abajo toda grandeza opresora y contumeliosa, aunque sea a costa de la ruina del Estado." (Lev. 293, ver también ENLP, II, V, 6)

Por ello deben hacerse buenas leyes. Una ley buena no es aquella que es justa, porque todas las emanadas por el soberano lo son. Sino aquellas que establecen "que es neceario para el bien del pueblo, y, además, claro e inequívoco". (Lev. 294) Aquí lo importante es el caracter necesario. Es decir que no están orientadas a limitar las acciones voluntarias, sino sólo a dirigir sus acciones hacia la concordia y la tolerancia mutua. (Lev. 294)

En relación con la tríada Maquiavelo, Spinoza, Marx. No quiero repetirme. Sólo decirte que si ahí está Spinoza encuentro poquísimas razones por las que no incluir a Hobbes. Tu tesis me parece un tanto arbitraria.

Es cierto que Hobbes plantea una superación del estado de naturaleza, pero es una superación limitadísima y muy condicionada. Muchísimos intérpretes "liberales" de Hobbes siempre terminan por los límites artificiales -i.e. obligación por el consentimiento dado- no hacen imposible sino peligroso el movimiento más allá de la legalidad del Estado. Y es peligroso por un tema de poder. En fin, que no se puede entender superación como clausura.

Pero esto es una cuestión obvia. Marx no plantea la revolución con flores, ¿no?

En referencia a la justificación, me expliqué mal. Lo que quería decir es que el liberalismo ha intentado justificar de muchas maneras la existencia del estado, pero esto no lo podemos confundir con los argumentos dado por el propio sistema. Mill, liberal si los hay, tiene una carta o un artículo de un periódico en el que dice que mejor sería matar a todos los que tienen más de 500 libras de rentas anuales. En definitiva, que hay que diferenciar las teorías filosóficas de los resultados concretos y sus pobres, pobrísimos, intentos de autolegitimarse citándolos.

Pensar que Hobbes estaría de acuerdo en que exista una economía con más poder que la política es un contrasentido.

Te repito por enésima vez, estoy de acuerdo con el diagnostico, pero insisto que se le pone la etiqueta de liberal a muchas cosas y que por ahí deberíamos simplemente decir que eso es un robo y punto. Soy argentino y sé muy bien que significa que un gobierno asuma para sí las recetas neoliberales.

No molesto más, un fuerte abrazo y me dieron ganas de hacerme con tu libro.

Si te gusta Locke te recomiendo una edición que hicimos hace unos meses en biblioteca nueva de textos inéditos.